¿Os imagináis que un día cuento algo normal que me pase?
Pues no os lo imaginéis porque este blog no está diseñado para eso.
Vamos, es que mi vida en general tampoco parece estar diseñada para eso.
Pero bueno, ¿qué le vamos a hacer? QUÉ-LE-VAMOS-A-HACER.
Cada día me levanto dispuesta a hacer frente a las nuevas calamidades que los zigzagueantes caminos del destino tengan preparados para mí, lo que no esperaba es tener que enfrentarme a alguien ataviada con una equipación Domyos en una primera cita.
Joder, ya estoy auto-espoileándome UNA VEZ MÁS, MALDITA SEA.
Pues resulta que un día mi entrenador me dice «¿nos vamos a comer por ahí?» y yo pues venga, total que el dueño del sitio ese también entrena con nosotros y subieron un segundo a su despacho para hacer no sé qué, pero claro en ese segundo que me dejas sola yo no voy a hacer NADA bueno. ¿Y qué hice? Pues sí, instalarme Wapa.
Ya, ya sé que no estamos en 2013, pero yo soy así, una puta inmadura amante de lo vintage.
En esos aproximadamente 15-20 minutos que estuve sola, y habiéndome dejado una botella de pacharán al lado (todo sea dicho) pues me puse a indagar entre los lóbregos parajes de la app. Que en serio, no me produce ni el más mínimo interés, y diréis PUES ENTONCES PA K STAS AHÍ MIRANDO ESO EHHH y mira, yo no tengo la respuesta para esta cuestión. No puedo tener respuestas para todo. Pero vamos, que quien entró a la aplicación no era yo, era Emily Rose agarrada a un vaso de pacharán.
Total, que así directamente y sin hablar yo con nadie más me escribe una tía que ni es mi tipo, ni yo tengo ganas, me parece súper infantil… pero vamos, como siempre me embauca el hecho de que no tengan una ortografía deleznable (y el pacharán también me embaucó, claro) esa misma tarde quedamos para el finde y SIN HABER QUEDADO Y HABIENDO HABLADO ESCASAS HORAS POR UNA APP DE MIERDA sacamos entradas para un concierto que era 15 días después. Rollo haciendo transferencias bancarias a desconocidas y haciendo planes a largo plazo.
Puto pacharán.
Y putas cabezas, también.
En fin, pues llega el día de LA CITA.
Voy a recogerla y aparece una tía vestida con un equipo deportivo Domyos fosforito. Que a ver, que está mu bien, pero no sé, vamos a cenar a un puto polideportivo o cómo.
¿Qué pedimos, un Acuarius Gran Reserva?
La piba una tía normal, sin más, o sea de esto que dices indiferencia absoluta pero sobre todo porque era MUY sosa y MUY pueblerina. Pero pueblerina de que no llevaba una boina Domyos fosforita de milagro. Un outfit de lo más adecuado para la ocasión.
Total que yo que no me callo ni debajo del puto agua ni debajo del pacharán pues yo intentando animar la situación y no desmayarme de narcolepsia a su lado.
En el centro de Madrid había un montón de banderas de lo del Orgullo y me dice «joder cuántas banderas hay, es que la gente ya no sabe lo que le gusta, qué líos, yo no entiendo nada, que si eres tía pero te sientes tío y luego te lías con tíos, que si eres no sé qué… JAJAJA MADRE MÍA»
Y yo pensando si en Amazon venderían palés de paciencia y podrían traérmelos en menos de 2 horas con Prime, y con media sonrisa en plan «a ver, hay muchas identidades, lo que pasa qu»
Y ella «NO HAY QUE COMPLICARSE POS SI TE GUSTAN LAS TÍAS LAS TÍAS Y SI NO LOS TÍOS O LOS DOS Y YA NO? JAJJAJA»
Pues el paletismo imperante se impuso con fuerza y se dedicó seguidamente a preguntarme: ¿¿¿Pero y tú sabes todas las banderas esas lo que son???
Y yo pos sí.
Total que empieza a preguntarme:
«Y esa cuál es?»
Y yo… esa es la bandera trans
«Y esa???»
Esa es la bisexual
«Y ESA????»
Y yo… esa es la bandera asexual
Y salta la jamba: PUES ESA ES MI BANDERA JJJAJAJJAJ xddxd
Y yo con la ceja en Madagascar de safari a lomos de un guepardo.
Total, que yo no seré mu lista pero vamos, has quedado conmigo y me dices que eres ASEXUAL al quedar conmigo después de que se te ve A LEGUAS que estás DESESPERADA por encontrar una tía con la que tener 120 gatos y vivir juntas al mes de conoceros y me dices que eres ASEXUAL.
Ok. Pues muchas gracias.
Un gesto feo pero que me la sudaba enormemente porque es que yo no quería nada con ella tampoco. De hecho no sabía qué cojones hacía quedando con ella, aunque me vino bien para darme cuenta de lo que me la sudan ciertas cosas.
También me vino bien darme cuenta de que nunca puedes dejarme sola con un móvil cerca de una botella de pacharán.
Tuve que explicarle a una tía lesbiana de 30 y tantos años lo que era la pansexualidad, debatimos sobre el poliamor, le expliqué que siendo transexual puedes ser homosexual y sus sesos me ensuciaron un poquillo la camiseta cuando le explotó el cerebro… en fin.
El caso es que aparte del paletismo LGTBI estuvimos medianamente bien, una noche normal, bien, meh, sin más.
Me contó cosas suyas personales, estuvimos hasta las mil por ahí y bien, pero era todo como soso y cordial, y ya.
Sé que probablemente en otra época hubiera pasado algo con ella, pero porque antes mi filtro era inexistente. Ahora mismo, para tener yo algo con alguien aunque sea un polvo en un puto baño de aeropuerto ya puede merecer la pena o NADA.
De verdad, prefiero estar 300 meses sin follar o ponerle un arnés a mi almohada y cabalgarla a que me toque gente que me da puto asco.
Pues viene la segunda parte de todo esto.
Cuando estamos por ahí todo moco cambiándonos de garito a las 6 de la mañana me dice que bueno, que ella quiere irse a casa.
Y le digo que ok, pero que coja un taxi porque yo estoy pedo y no voy a coger el coche así, que ya volveré a por él al día siguiente.
Y me dice «pero tú qué vas a hacer??» y yo… pos na, tomarme la última aquí y ya luego cojo un taxi a casa.
Y ella «PERO TE VAS A QUEDAR SOLA??? NONONO»
Y yo… pero qué más te da macho.
Y ella que no, que cogiera yo un taxi que se venía ella a mi casa conmigo.
A VER, HE AQUÍ
EL TEMA.
Si no quieres na conmigo y eres mega asexual, ¿para qué COJONES te quieres venir a dormir a mi casa vestida de Domyos?
Solo se me ocurre o que no tuviera dinero para el taxi o… no sé, que realmente estuviera a gusto conmigo pero que simplemente es sosa y tímida, ni puta idea.
La cosa es que pillamos un Uber y ella ahí pues sosísima igual callada mirando insulsamente por la ventanilla y yo súper guay hablando con el taxista de buen rollo. Pues a mitad de camino digo ¡HOSTIAS! MIS LLAVES. Se han quedado en mi coche.
Y la tía «joooooooder»
Y el taxista «naa coño volvemos un segundo si son 10 minutos no pasa na»
Y yo… menos mal que hay gente no-histérica en el mundo.
Pues nada, cojo mis llaves y tal, y volvemos a emprender la marcha.
Ella se queda sopa y yo sigo hablando con el pibe, pues cuando estamos llegando a mi casa me doy cuenta de que me he dejado MI CARTERA en el coche también.
Sí, sí, ya.
No digáis nada.
Ya sabéis, el pacharán.
Pero yo, que soy una persona con recursos pensé… bueno, cállate maricona y cojo el móvil con la app del banco que puedes sacar dinero sin tarjeta con un código que te mandan por SMS. Vamos, es una cosa que ya he utilizado en otras ocasiones, así que bueno, pues ya estaría, ¿no?
Pues nada, que reservo yo mi pasta para tenerla calentita en el cajero al llegar y no me llega el SMS.
Yo seguía hablando con el taxista mientras volvía a solicitar el código por la app.
Qué raro… digo no sé, no habrá cobertura o yo qué sé. Se lo comento al taxista en plan tranquilamente, que fuera al cajero y eso.
Llegamos al cajero y le digo que espere, que voy a ver si puedo hacer algo desde ahí y que si no se quede a la chica (jaja) (en fin)
Bueno, ella mirándome con una cara de recién despertada de «eres subnormal» y medio chiná por dejarme la cartera. PERO ELLA LA SUYA NO LA SACABA EH, ESO PA QUÉ.
Que por eso es por lo que me da que se vino, porque no tenía un puto duro.
No hace falta tampoco ser Sherlock.
Pues nada, después de un rato en el cajero y solicitando el código veo que no hay manera de sacar pasta y se lo digo al taxista, que era un puto encanto. Le enseño en el móvil mi cuenta con el dinero reservado para sacarlo pero que no me llegaba el puto SMS.
Y me dice «A VER, que me fío de ti, no pasa na si quieres me das tu teléfono te paso mi número de cuenta por WhatsApp y me haces una transferencia y yasta»
Y yo ah coño, pues eso de puta madre, porque la puedo hacer ahora mismo desde el móvil.
Pues le doy mi número.
Me dice «no da señal»
Y yo… a ver, marca otra vez.
Y él… con el manos libres «el teléfono al que llama no existe»
Y yo «¿?»
Le digo bueno vamos a hacerlo al revés, dame tú tu número.
Me lo da, le llamo.
Tenía el móvil en el salpicadero en una cosa de esas de enganchar móviles.
Y sale en la pantalla un número que NO es el mío.
Y yo espera que te está entrando otra llamada
Lo coge
Y era MI MÓVIL
?????????
Pero un número completamente distinto. Yo estaba como los gatos con las orejas para atrás.
La chica esta mirándome súper seria y me suelta «mira de verdad, qué cosas más raras te pasan»
Y yo pensando «otro día que me quedo sin follar por la incompetencia de alguien ajeno a mi vida»
PERO QUÉ NÚMERO ES ESE.
Bueno, no sabemos cómo, pero mi número cambió esa cálida mañana veraniega.
Y yo al taxista «mira macho voy a abrir la puerta del garaje pa que veas que es mi casa, que me siento como si me estuviera inventando todo tol rato»
El taxista descojonado, la tía picá porque me descojonara con el taxista, el taxista en plan buah me descojono contigo, eres de puta madre, yo «vente y te tomas unos fresquitos» y ella mirándome a través del fosforito de Domyos con cara de mala hostia.
Yo pensé bueno, utilicemos el último bastión de la sabiduría maestra, total, tampoco hay nada que perder.
Así que se sienta en el sofá y yo voy a poner hielo y tal, quizás pensando que en un entorno más «íntimo» igual estaba más cómoda conmigo porque como digo, dentro de todo, había buen rollo y tal. Pero de esto que no hay «chispa». Pero por ninguna de las dos partes vaya. Lo que pasa que tampoco pa un rato un día no hace falta tener una conexión a lo bollera loca de Adèle.
Vamos que el caso que cuando vuelvo de la cocina está dormida en el sofá bajo una montaña de cojines.
Hizo un bunker con cojines.
Yo me salí al porche maldiciendo mi sino, una vez más, y contándole la movida al taxista por WhatsApp con mi número nuevo.
Me fui a darme una ducha y me tumbé un rato hasta que se despertó Domyos, la llevé a su casa con otro coche y me fui por ahí a comer con un colega.
A los 15 días teníamos el concierto y yo pensando «lo cancelo, si es que pa qué»
Y justo me rompí un puto dedo del pie, así que nada, excusa perfecta, no voy a ir a un concierto a dar saltos coja con el dedo del pie roto.
Y ella me dice que no me preocupe, que viene a recogerme.
Y yo acojonadísima porque a ver, es raro que alguien se ofrezca a hacer algo por mí alguna vez.
Y menos una bollera golden.
Y me llevó, pero en todo el puto concierto es que no sacó la cartera ni para una puta cerveza la colega. Pero de no pagar NADA en toda la putísima noche.
Que a ver, da lo mismo realmente pero es que era muy descarao.
Mi pagafantismo tiene sus restricciones también.
Al menos ese día no iba vestida de Domyos.
Otra bollera golden subidita a la colección. Que me hace muchísima gracia porque cuanto más desgraciadas más flipadas están, apasionante el mundo interior de las lesbianas que conozco.
No puedes hablar a alguien con condescendencia yendo vestida pardamente con ropa de Decathlon. Eso lo sabe cualquiera.
Hacía bastante que no topaba con un ejemplar de estos, pero vamos, que todo de MUY BUEN ROLLITO.
La parte buena es que gracias a Domyos pude comprobar que ya soy absolutamente INMUNE al goldenismo.
Aunque al pacharán no tanto.