La madre yonki

Me dispongo a relatar, junto a mi copa de ron con palitos de cangrejo congelados a modo de hielo, una de las historias que llevo postergando desde la existencia de este blog (casi) pues sucedió casi al mismo tiempo de abrirlo.

Bueno, y QUÉ COJONES NOS IMPORTA CUÁNDO COJONES PASÓ, CUÉNTANOS, JODER, CUENTAAAAAAA. Ok.

Vale, vale. Ya voy.

Que sí, esperad que de un trago.

Uy, los palitos de cangrejo con el ron maridan bien eh.

OOOOOk, ya.

Resulta que yo trabajaba en la radio. Sí, trabajaba, porque soy rica, pero bueno me gusta sentirme cercana al pueblo llano y decidí tener una jornada laboral (tampoco sin pasarnos de larga ni nada y según mis condiciones claro) pero para ver lo que se siente.

Yo me encargaba de programas concretos, y uno de ellos era uno en el que iban a veces niños con padres y madres y les llevaban un cantante, o un jugador, o escritor, o algo, y contaban movidas muy moralistas y blablabllbal. BUENO. Pues iba una madre con su hijo algunos días que se emitía este programa (aparte que la madre era colaboradora en la radio). Yo estaba en mis movidas en el estudio, al que NO se podía pasar (teóricamente) y yo me ponía HISTÉRICA si pasaban invitados o algo, porque se te ponen a hablar detrás y por muy en silencio que intenten estar, distraen, y es imposible cuadrar bien el sonido.

Pero yo aguantaba, total, yo pensaba «me la suda, si la cago y jodo la emisión será culpa de ellos y ojalá la cague y ya no entren más» pero no colega, no la cagué eh. Mira que yo QUERÍA JODERLO, pero había una fuerza superior que me lo impedía.

El caso es que esta madre alguna vez entraba al estudio. Y en las pausas hablaba conmigo, me preguntaba cómo veía yo su intervención, si yo podría poner tal o cual música de fondo mientras hablaba… Pero vamos, sin más.

Así estuvimos unas semanas.

Los invitados o los que intervenían después se metían ahí porque yo estaba calentita con mi calefactor ahí y les gustaba marranear y ver lo que hacía. Y dejarse la puta puerta ABIERTA. Eso sí que les gustaba, joder.

Mira que es jodido cabrearme a mí eh, pero un día puse música en una pausa y me puse en plan no maleducado ni energúmeno, pero joder, a echarlos de allí, porque así es que no se puede trabajar, que no es una puta sala de reuniones, para eso había otra sala para mirotear o lo ves desde fuera. Y ya se lo había dicho al director UNAS CUANTAS veces (UNAS 20348209348209348028429340283049280482094820384023842)

Mientras yo echaba a los invitados ya hasta la polla mientras sonaba U2,  el director, sentado en la mesa de tertulia me miraba al otro lado del cristal en plan «qué haces»

Y yo puse cara de «bueno mira, me la suda, te lo dije»

Y la madre, sentada al lado del director, me sonrió.

Cuando terminó el programa, yo salí a despedir a la gente, tal, cual, y cuando se fue todo el mundo vino el director a decirme que si me había cabreado, y yo «no, es lo que te llevo diciendo todos los días, que hay una sala habilitada para que estén ellos, no invadiendo mi espacio de trabajo, que así yo no estoy bien» y él «ya bueno, lo siento, es que hace frío balblabla» y yo que sí que sí, que vale.

Recogí la sala, se quedó otro compañero, y la madre me dijo «oye, dejo al niño aquí al lado en su academia y nos tomamos un café?» y yo «ay mira, pues sí, que estoy HASTALCOÑOYA DE HOY»

Total, que nos fuimos a tomar un café. Ella en el café me empezó a decir que yo le parecía una tía muy «íntegra», que le molaba mucho mi manera de ser, que había mostrado mazo de personalidad y de carácter echando a la gente del estudio, que le molaba que hubiera hecho eso hoy cuando ya me había quejado varias veces, que el director era muy majo pero que claro, que tenía que entender que yo curraba bien ahí y que eso era jauja, que había puesto yo orden de una vez, etc. etc.

Segundo café.

Ella me empieza a contar cosas como más personales suyas, sin dar demasiados detalles, pero como que dejaba entrever que había cosas que tenía que contar. La verdad la tía era maja y entre que me preguntaba por mi vida y me contaba cosas suyas pues bastante agradable la conversación.

«¿Echamos una caña ya no?»

Eso ella.

Y yo pues «bueno, unas cañitas, ¿no?»

En las cañas ya empezó a soltar cosas, movidas con el marido, movidas con el hijo, cosas un poco turbias. Yo le dije que a ver, que tenía que salir de ahí. Y ella «ya, ya, si estoy en ello pero que pasan más cosas y tal»

Bueno.

Se fue a por el niño a la academia.

Yo me fui a mi casa.

Recibo un mensaje de que si quiero irme el finde a comer a su casa, que hace una paella, que si el marido está de viaje, que nos tomamos luego unas copas por ahí que el hijo duerme en casa de un amigo. Y yo … bueno, ok.

Cuando llego a su casa ella SÚPER ANIMADA, pero vamos más que yo mil veces, yo la veía pero A TOPE y eran las 13:00h. Música, con la paella, el hijo con la consola a toda hostia en el salón y yo pero buenobuenobuenobuenobueno QUÉ FIESTAKA TENÉIS AKI.

En cuanto me abre la puerta vamos a la cocina y me da una birra, a los 5 minutos cierra la puerta de la cocina (que separa el salón donde estaba su hijo de 10 años), abre un cajón, saca un pollo y se mete una loncha de farlopa como el paso de cebra de Abbey Road que cruzaban los Beatles.

Claro, así también me animo yo, no te jode.

Yo no me drogo, pero estaba con mis birras hablando con ella muy guay, jugando luego a la consola con el chaval, y la verdad me lo estaba pasando bien con la gilipollez. Ella me propone después de comer llevar a su hijo a casa de su amigo y pirarnos nosotras a tomar unas copillas por ahí.  Le digo que guay.

Ella me dice que me espere jugando con el niño que ella se va a arreglar.

Bueno. Hablamos de 48 años de mujer eh.

Pues aparece

Con una MINIFALDA

Pero MINIFALDA DE COJONES.

Que yo no me la he puesto ni con 15.

Y a ver, que tenía un cuerpo bonito, pero joder. 48 tacos y parecía que tenía 16.

En fin, dejamos al niño y nos vamos por ahí a tomar algo.

En la segunda copa, ella (y sus sucesivos viajes al baño __________________ )  estaba animadísima, A TOPE, así que me empieza a contar una historia de que ha sido heroinómana. Que tuvo unas movidas tochísimas, y tal. Yo escuchándola y tratando de ayudarla porque se ve que lo pasó fatal. Me presentó a amigos suyos, bromeando como que teníamos algo, mamoneando muchísimo conmigo pero en plan pedo…

Después ella lloraba, se iba a meter un rayote al baño y volvía. Y me seguía contando historias chungas.

Total, que lo siguiente por supuesto fue cogerme las manos y decirme que yo le llevo gustando desde que me vio en la radio. Y me intentó comer la boca.

La cobra se avistó desde los fiordos noruegos y fue confundida con una aurora boreal.

Me inventé que tenía novia.

Sí, lo sé, es un recurso MUY POCO PROFESIONAL y bastante absurdo teniendo en cuenta cómo soy yo (que EN LA VIDA me va a querer nadie), pero CON 4 RONES ENCIMA POCO MÁS PUEDO PENSAR.

(Voy a darle un trago a mi ron con palitos de cangrejo congelados un momento)

Pues ya no están tan cogelados, eh. UGH.

Ahora probaré con guisantes congelados.

Bueno, pues ella entendió que yo «»»»tenía novia»»»» y se quedó ahí la cosa. Sin más, ¿no? PUES NO.

El problema es que SU VECINA Y AMIGA y era una mujer que DIRIGÍA UN PROYECTO EN EL QUE YO PARTICIPABA. Y esa mujer que era mi nexo con todo (incluso con la radio), hablaba con la yonki a diario prácticamente.

La yonki se puso un poco pesá conmigo, llamándome a deshoras, queriendo quedar mucho, otro día en la radio que quería tomar café y yo le dije que no…

Entonces un día me llama la directora y me dice que si he quedado con la yonki. Y yo le digo que sí. Y me dice que qué le he hecho. Y yo le digo que qué le he hecho. (Cuando respondo con la misma pregunta que me hacen es casi siempre malo SEGURO)

Me dijo la directora que la yonki le había contado que yo no le cogía el teléfono y que por qué, que estaba muy mal. Y yo AY MIRA EH.

Hablé con la yonki al día siguiente no por nada, sino por salvar mi carrera profesional, y mi puto honor, y me volvió a invitar a su casa otra vez.

SE REPITIÓ LO MISMO. LA CITA DE LA MARMOTA.

IGUAL.

Y yo pero colega que esto ya lo hemos hablado. NO LA LÍES.

Total que ese día estaba el marido en casa y cuando llevo yo a su mujer a su puta casa sale el marido y me da una palmada en el hombro de esas como cuando en las pelis dicen «venga, colega, entra a tomar una birra» y luego lo matan, PUES ASÍ.

Y el marido era ENORME.

Así que huí como una rata inmunda en la oscuridad.

Luego, ella le contó a MI DIRECTORA que HABÍA ALGO entre nosotras pero que YO NO ME ATREVÍA PORQUE TENÍA PAREJA. Pero SEÑOR, QUÉ HE HECHO YO MAL. Mi directora no entendía ABSOLUTAMENTE NADA. Al final hablaba conmigo más de bollodramas de la yonki que del puto proyecto, y lo que más me jodía es que lo mismo me daba la patada a mí por la gilipollas esta.

Mientras tanto, yo seguía en la radio, viéndola cada X días, teniendo que quedar en las reuniones de todo el equipo y aguantando movidas absurdas.

Un par de citas más y el niño me hubiera llamado «papá»

 

 

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