¿Alguna vez os habéis acostado con un poto? Yo sí.
Y no, «poto» no es un diminutivo de «potorro». Los potos, o los Epipremnum aureum, son esas plantas de interior que puedes ir guiando por ahí por tu casa para que trepen, se enreden más que una relación entre dos tías y de las que se dice son purificadoras del aire.
No es que sea yo muy botánicasexual, pero es que nunca se sabe dónde puedes encontrar el amor.
Por simplificar la historia, digamos que por aquel entonces mi grupo de amigas acabó fusionándose con otro, y yo con una de las chicas tenía un rollo muy guay. Cada una hacíamos lo que nos salía del coño, pero teníamos nuestro rollo divertido-sexual. Solíamos salir mucho y yo me llevaba muy bien con su mejor amiga. Era muy callada, pero muy inteligente (mejor conversación que mi rollo de lejos), me llevaba de puta madre con ella. Era más tímida en el sentido zorril, no era la típica boller común… Y lo más importante: era virgen. Vamos, perfecta para mí para joderle la vida que la espabilara.
No, no. A ver si no spoileo mi propia historia, joder.
El caso es que yo me llevaba muy bien con la virgen mejor amiga de mi rollo, y con otro chico con el que me llevaba GENIAL y que estaba enamorado de la virgen mejor amiga de mi rollo. La chica virgen a mí me contaba que sí, que había guarreado con tíos, pero que nunca había llegado a follárselos, que con tías nada de nada y que NO era lesbiana. Yo al chico le intentaba aconsejar sobre ella, aunque le decía que a mí me daba en el RadarMaestro que era bollera. Y todos «oooh no, es que ella es así, pero bollera no es»
Ok.
De mi rollo empecé a cansarme porque hacía cosas raras, estaba muy obsesionada conmigo pero a la vez le gustaba hasta la china que vendía DVDs en los bares y la veía más falsa e interesada que otra cosa, así que la mandé a volar rapidito. Y no me equivoqué. Pero bueno, seguimos todos de buen rollo, aunque se tensionaron algo las cosas entre los dos grupos «fusionados».
Sin saber muy bien cómo, empecé a tener un tonteo muy tonto (valga la redundancia) con la virgen-mejor-amiga-de-mi-exrollo-que-no-era-lesbiana. Y sí, vamos, que me la follé.
Como el chico que era mi colega estaba muy encoñado con ella, no dijimos nada.
Un día quedé con él los dos solos para hacernos nuestro tradicional tour de cervezas al mediodía, copas, chupitos y acabar tirados por el suelo de algún after.
Ya avanzada la tarde, me soltó que «se alegraba mucho por lo nuestro». Y yo «ya te has enterado…» (putas bolleras, es que mira que son cotorras) Y él todo de bajón en plan «sí, pero que no pasa nada, solo que me hubiera gustado que me lo contaras tú» y yo… «pero a ver, que han sido solo dos noches» y él todo moco abrazándome y diciéndome «eres una tía grande, joder».
El pobre había estado currándoselo años con ella, y llego yo y en unos meses le hago todo el lío a la virgen-que-no-era-bollera.
Entonces, en nuestro moco, empecé a decirle «bueno tío, somos colegas, tú no te quedas sin estar con ella» y él en plan WHAT? Y yo siendo la William Wallace de la amistad entre tíos con mi cerveza en la mano: «que sí, que si yo me la follo tú también» y le dije que la iba a llamar y que estábamos los tres. Él me dijo que guay, que la llamara, pero que ella con él no iba a querer estar. Y yo bueno, tú déjame a mí.
Vino la chica, y estuvimos guay de fiesta. Tan guay que acabamos tomando la última copa en su casa a las 6 de la mañana. Acabamos los tres en su cama de 1,20. Era un ático sin aire acondicionado, pleno verano, y yo después de follar estaba tan agobiada durmiendo con los dos al lado que decidí irme al salón. Mi plan inicial era abrir la puerta de la terraza y tumbarme en el sofá.
Pero entonces, conocí al poto.
Era un poto muy majo que, tras abrir la puerta de la terraza, me invitó a retozar con él en el suelo.
No lo dudé ni un momento, le abracé y me entregué entera a sus hojas de enredadera.
Cuando mis amigos se despertaron, me encontraron en pelotas, tirada en el suelo, abrazada al poto.
Tuve tierra en el chichi durante meses.
Esa mañana, ella me contó que mi exrollo (su superamiga) le había dicho el día anterior que quería «volver» conmigo, que habían discutido y que estaban chinadas.
Además se rayó en plan «me has puesto en una prueba de amor» del tipo «si te mola estar conmigo haces esto por mí» (como si yo la hubiera obligado a algo, sabes)
Yo tenía un resacón de tres pares de cojones, como para dramas de bolleras.
Esta chica, de ser virgen y no-bollera pasó a:
- Perder la virginidad conmigo (qué suerte), cosa que le llevaría a perder la amistad con su mejor amiga.
- Hacer tríos con sus amigos, con los que perdería la amistad más adelante.
- Entrar en un estado de locacoñez tremendo conmigo.
- Quedar condenada a barrer tierra de su salón eternamente después de mi encuentro con el poto.
La fusión de los dos grupos empezó a hacer aguas por la devastación que generaron ciertas cosas a raíz de esta mierda, y la cosa no acabó muy bien.
Yo, al final, decidí quedarme con el poto.